Llego en mitad de la noche, ocultandose entre el rocio. Sorprendio a
la ciudad con las luces apagadas, interrumpiendo sueños y despedidas,
peliculas y canciones sobre un hombre que corria tras el viento. Los
chicos jugaban con el monstruo que vive bajo sus camas, y los perros
ladraban a la extraña visita. Algunos dicen que era feliz o que lloraba.
Yo pude ver que su piel roja transpiraba fiebre.
Hablo de desarmar mis poemas, como si usar otras palabras fuera
posible. Soño y creo mas de cien mundos, en el que siempre diluvia de
manera poco original aquel pecado. Le dije en broma que estaba esperando
su visita, y regale una mirada llena de resentimiento. Abri la puerta y
repeti las palabras que tantas veces me destrozaron.
Esa noche las radios se apagaron, la luna se escondio entre las nubes
para que el mundo deje de amenazarla. Las calles de a poco se fueron
inundando de pecados.
Se fue en mitad de la noche, oculandose entre el rocio. Se sorprendio
de ver a la ciudad con las luces apagadas, nadie se quedo despierto ni
llorando.
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