Facundo Martínez

Facundo Martínez

miércoles, 28 de octubre de 2015

Poetario a doble carril sobre tu espalda.

Llegado a un punto,
llegué a creer que conocía todas las respuestas.
Toda novedad llegaba a mi vida
como una esfinge que se echaba a un lado
luego de responder su acertijo.
Así,
pasaba el tiempo
recorriendo los laberintos con mi mano apoyada en la pared,
sin ser el héroe que sigue el hilo hacia la salida.
Pero llegas,
todos los pasillos me llevan hacia tu pañuelo,
la vida hace un nudo en tu cuello
y nuestros botones se toman vacaciones.
Llegas,
con la felicidad escondida en las líneas de las manos
y sujetar tus dedos con los míos no tiene falta de ortografía.
Llegas,
Dibujando mi rostro sobre pequeños papeles
y todas mis sonrisas se firman con tu nombre.
Tu alegría es una dimensión que se expande
y no termino de explorar,
el infinito se nutre de tu risa.
Y yo me voy,
porque "quedarse" es un verbo incoherente
si no se trata de tu cabeza en mi hombro.
Me voy
a recorrer el espacio entre nosotros,
a sacarle kilómetros de ventaja a la soledad.
Y lo hago sin prisa,
porque correrse es distinto cuando es dentro tuyo,
si la palabra "polvo" no se levanta con los pies
pero tiene tus piernas apuntando al techo.
Así,
despacio,
porque no quiero frenarme llegado a un punto,
ni llegar a creer que conozco todas tus respuestas.
Con calma, voy a recorrer cada uno de tus lunares,
formar una interrogación entre mi lengua y tus piernas.
Lograr, en definitiva,
que te vayas, que me venga
viceversa y visceralmente.
Quererte,
con esa mirada tuya que quita los señaladores de los poemas tristes.



sábado, 17 de octubre de 2015

Uróboros

A menudo me sorprendo
caminando rápido hacia la nada
sin que la arena se agote
y temo de encontrarme a mí mismo
reconocer mi espalda y ver en ella las marcas.
Entonces lo supe:
el apuro es el rival de lo perdurable,
la obediencia a devorar es lo contrario a la cordura de querer.
Sigo con mis piernas,
flacas, como un vertedero de cobardía
persiguiendo a la noche,
escapando de la noche,
sujetándose a la cintura de la delicadeza
y llevándose por delante a la vida.
Todavía hay atasco en la calle,
y no puedo escribir sobre los caminos que elijo.
No sé,
cuándo me lea voy a estar en eso.

lunes, 12 de octubre de 2015

Pequeña antónima para el dubitativo.

A veces,
a menudo,
con frecuencia,
no controlo mi rostro
y la preocupación realiza un mural en mis ojos,
me pierdo por dentro,
desvarío
todo es calculo y cuentas con la mirada.
Me llegan las dudas,
quiero encontrar la forma
de ganarle tres metros al tiempo,
encontrar el último taxi libre.
Y te veo,
con el sol colgando sobre tu pecho,
con tu pulso en una ecuación que multiplica al mío,
y todas las monedas cayendo sobre el lado correcto.
Así,
sin tanto preámbulo,
todo es cierto
y te cuento que en España hablan de nosotros,
que arriba están limpiando el cielo,
que sos el Otoño, la Primavera y el Verano,
pero no el Invierno.
Al Invierno lo necesito perseverante,
para que tengas frío,
para qué me hagas volver de adentro
y tomes mi mano,
y veas como a veces,
a menudo
con frecuencia,
no controlo mi rostro.
En realidad,
                   siempre
te veo
y mi cara le gana todas las apuestas al tiempo.

viernes, 9 de octubre de 2015

Memoria a Escala 1:10

Miro
por los bordes de las ventanas
como si un subsuelo ofreciera otro paisaje que el cemento,
como si las palabras que traigo tuvieran un solo nombre.
Y no hay nada natural en esta luz tan blanca,
tampoco en esta distancia.
Bajo por las escaleras
de la misma forma en que desciendo a los suburbios de mis nexos,
donde cada sentimiento es un asalto a quemarropa
y sonreír es solo una forma de tantear la espalda buscando los restos de vidrio.
Algún que otro cartel sugiere agarrarse de la baranda
para evitar cualquier riesgo de caída
y todo escalón me recuerda tu advertencia
de que hay monstruos y demonios,
que el mundo sigue despues de un abrazo,
y supe que una mano muerta sigue sujetando a la otra.
Solo,
sigo bajando
contra una capa de nieve o ceniza,
entro de lleno a un espacio artificial
que no sabe de mis errores, ni de mi voz abrigada cerca de tu vientre,
que escucha el resultado de los presagios,
y la palabra futuro no es mas que un boceto.
Solo,
francamente solo,
me hundo en estas ruinas,
dejo en los pasillos la silueta de mis dedos,
dibujo la dimensión de tu retrato,
y gasto,
letra a lunar,
la realidad que habita tu recuerdo.
Esparzo la tinta
lleno los espacios entre los escombros
y seco de mi piel todo rastro de tu humedad.
Y subo,
            solo,
subo
y encuentro en ella todos los recovecos donde me imagino.
                  

jueves, 1 de octubre de 2015

Prometario.

Voy a cumplir de golpe todas mis promesas,
fundar un hogar para los paraguas abandonados,
desenredar los auriculares y cordones de veredas.
Revertir la amusia que genera la repetición,
limpiar el cementerio del buzón de voz
y ordenar la biografía en mi billetera.
Voy a dar otra oportunidad a los libros a medio leer,
a pedirle disculpas a las cosas que escribo
y a reconciliarme con el desayuno.
Así,
      sin pensarlo demasiado,
voy a borrar la copia de seguridad de mis temores,
a quitar el freno de mano
cuando mi cabeza esté en caída sobre la realidad,
Y a llamarte,
                    de una vez por todas,
para que me dejes cumplir de golpe
                                    y a tu lado
con todos esos días donde prometí hacerle caso a mi felicidad.